Lecturas para la vida
"Vive Mejor"
Haz como los pájaros: comienza el día cantando.
La música es alimento para el espíritu.
Canta cualquier cosa, canta desafinando, pero canta.
Cantar dilata los pulmones y abre el alma para todo lo bueno.
Si insistes en no cantar, por lo menos escucha mucha música
y déjate llevar por ella.
Ríete de ti mismo.
Es el comienzo para ser feliz!
Ríete abiertamente para que todos se puedan contagiar de tu alegría.
No te dejes abatir por los problemas.
Si tratas de convencerte de que estás bien, terminarás convenciéndote de que realmente lo estás, y cuando menos lo pienses te vas a sentir realmente bien.
El buen humor, así como el mal humor, se contagian.
¿Cual de ellos vas a escoger?
Si estás de buen humor, las personas a tu alrededor también lo estarán y lo necesitan, como tú.
Lee libros, lee poesía; la poesía es el arte de aceitar el alma.
Lee novelas, historias de amor, todo lo que reviva tus sentimientos.
Camina, corre, salta ... El peso de la cabeza es muy grande,
contrabalanceálo con algo!
Y te vas a sentir mejor, más animado, más joven.
Encara tus obligaciones con satisfacción. Es maravilloso disfrutar lo que se hace.
Pon amor en todo lo que está a tu alcance.
Cuando te propongas hacer algo, ¡métete de cabeza!
No dejes escapar las oportunidades, no vuelven.
Ninguna barrera es infranqueable si estás dispuesto a luchar contra ella.
No dejes que tus problemas se acumulen, resuélvelos lo antes posible.
Habla, conversa, explica, discute y perdona: el silencio mata.
Exterioriza todo, deja que las personas sepan que las estimas, que las amas, que las necesitas.
¡AMAR NO ES VERGÜENZA, por el contrario, ES LINDO!
Vuelve a las cosas puras, dedícate a la naturaleza.
Cultiva tu interior y ella hará que brote belleza de todos tus poros.
Y lo más importante, pon a Dios en primer lugar y de veras serás feliz.
No seas aburrid@. Tu puedes! Todos podemos.
Entonces. ¡¡¡Vamos!!! "A Vivir Mejor"
¿Cuál es el precio de dar en el blanco?
Un rey, que en su carruaje pasaba por un pueblo,
observó una flecha disparada exactamente
en el centro de un blanco,
que era un círculo dibujado en el tronco de un árbol.
Intrigado, se dio cuenta que además
había en varios sitios otras
flechas disparadas,
todas con la misma precisión en el centro del blanco.
Sorprendido por la habilidad del arquero,
mandó a sus pajes a buscarlo.
Después de algunos minutos encontraron
al autor de los certeros disparos.
Se trataba de un niño de no más de 12 años.
- ¿Eres tú el hábil arquero? -preguntó el rey.
- Sí, -respondió el chiquillo.
- ¿Cómo haces para ser siempre tan certero en tu puntería?
-preguntó de nuevo el rey.
- Es muy simple, -dijo el muchacho-, primero disparo la flecha
y después dibujo el blanco alrededor del ella.
wilman valencia, piensa por un momento si hacemos eso
en nuestras vidas con las personas que nos rodean.
A veces juzgamos basados en nuestros prejuicios,
les decimos a todos nuestra opinón y después buscamos cómo
justificar nuestras ligeresas,
-primero disparo y después pregunto-.
A veces cometemos errores o maltratamos a los que nos rodean.
En vez de aceptar nuestra responsabilidad, nos ponemos defensivos
y tratamos de justificar nuestra actitud.
¿Cuánta energía de vida desperdiciamos justificando actitudes
con las que solo pretendemos cubrir nuestros errores,
miedos o inseguridades?
¿Cuánto daño innecesario nos causamos
a nosotros mismos y a quienes amamos?
¿Qué precio pagamos con estas actitudes?
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